¿Tu perro parece captar todo lo que pasa a su alrededor, incluso lo que tú no notas? ¿Reacciona al más mínimo sonido, movimiento o cambio en su entorno? Eso no es una simple distracción. Es un rasgo profundo que afecta su forma de vivir… y tu convivencia diaria.
Este artículo es para quienes conviven con perros que “lo ven todo”. No para intentar suprimirlo, sino para entenderlo y gestionarlo desde la sensibilidad y la ciencia.
¿Qué es la sobreestimulación sensorial?
La sobreestimulación sensorial ocurre cuando un perro percibe, procesa y responde a demasiados estímulos al mismo tiempo, sin tiempo ni recursos para integrar esa información de forma tranquila. El resultado: tensión, impulsividad, reactividad, frustración o conductas repetitivas.
Es como si viviera con los sentidos en “modo alerta” las 24 horas. Esto no solo agota al perro, sino que afecta su aprendizaje, descanso y vínculo contigo.
Perros sensibles ≠ Perros problemáticos
Especialmente en razas como el Border Collie, esto es parte de su herencia genética: fueron seleccionados para ser hipersensibles al entorno. Pero esa misma cualidad, sin regulación, puede volverse un problema. No por mal comportamiento, sino por falta de herramientas.
Y lo cierto es que no se “corrige” con obediencia, sino que se acompaña desde la comprensión emocional, la construcción de calma y el ajuste del entorno.
Señales de que tu perro está sobreestimulado
- Saltos repentinos o tensión frente a sonidos cotidianos.
- Hiperfijación en luces, reflejos o movimientos.
- Miradas fijas o dificultad para desconectar.
- Reacciones exageradas ante estímulos neutros.
- Dificultad para dormir profundamente.
Qué puedes hacer para ayudarlo
1. Reduce estímulos innecesarios
Evita zonas urbanas muy cargadas, cambios bruscos en la rutina o juguetes que lo exciten más de lo que lo regulan.
2. Introduce pausas sensoriales
Espacios silenciosos, con iluminación suave y sin interferencias. Ofréceselos como rutina, como espacios de desconexión.
3. Trabaja el olfato y la masticación
Actividades sensoriales centradas en el olfato y el tacto ayudan a “bajar” el nivel de alerta. Ejercicios como rastreos o bandejas multisensoriales son aliados clave.
4. No todo estímulo necesita una respuesta
Ayúdale a elegir cuándo responder y cuándo no. Esto se entrena con ejercicios suaves de gestión emocional.
Caso real: “Ya no podía salir a la calle sin tensarse”
Lucas, un Border Collie de 2 años, empezaba a hiperventilar con solo ver movimiento en la calle. Estaba pendiente de cada coche, bici, persona, sombra. Después de semanas de trabajo centrado en reducir estímulos, darle elecciones y permitirle oler y explorar con calma, comenzó a caminar sin tensar la correa… y por primera vez, se tumbó solo en la calle.
El cambio no fue rápido. Pero fue real.
Bibliografía recomendada
- McConnell, P. (2002). The Other End of the Leash. Ballantine Books.
- Lindsay, S.R. (2000). Handbook of Applied Dog Behavior and Training, Vol. 1–3. Wiley.
- Price, C. (2021). Collie Psychology: Unlocking the Mind of the Border Collie.
- Horwitz, D. & Mills, D. (2009). BSAVA Manual of Canine and Feline Behavioural Medicine.
Tu perro no necesita que le “apagues el radar”. Necesita que le enseñes cuándo usarlo… y cuándo puede descansar. Porque la sensibilidad no es un defecto: es una herramienta poderosa cuando se acompaña con conciencia.
Gracias por mirar más allá de la conducta. Por no rendirte cuando todo parece “demasiado”. Estás construyendo una nueva manera de convivir. Y eso también es transformación.